jueves, 8 de diciembre de 2011

Francisco de Vitoria, la Escuela de Salamanca y la Teoría Cuantitativa del Dinero


Francisco de Vitoria (1480 - 1556), teólogo dominico, fue el precursor de la llamada Escuela de Salamanca, compuesta por un grupo de teólogos de la Universidad de Salamanca, que estudiaron las consecuencias económicas y morales que el descubrimiento de América estaba teniendo en la economía española.
Conceptos como la fijación del precio de los bienes, la propiedad privada, la ética del cobro de intereses en los préstamos, o el derecho a conquistar los nuevos territorios descubiertos, fueron analizados con gran precisión por este grupo de estudiosos, entre los cuales también estaban Diego de Covarrubias, Melchor Cano, Luis de Molina, Tomás de Mercado, Domingo de Soto, Francisco Suárez o Martín de Azpilicueta, precursor éste último de la Teoría Cuantitativa del Dinero. Conceptos que supusieron una revolución en el pensamiento económico de la época, y algunos de los cuales siguen vigentes en la actualidad.

Las ideas de Francisco de Vitoria

Francisco de Vitoria, principal figura de la Escuela de Salamanca, no reflexionó solamente sobre cuestiones de economía, sino también abordó cuestiones morales desde su cátedra de la Universidad de Salamanca; desde su puesto, recuperó la enseñanza de la Teología en España, buscó en sus clases la mayor compenetración posible entre profesor y alumnos, y legitimó la presencia española en América como vía para salvaguardar la seguridad de la zona.
La defensa de la ocupación de los territorios americanos por España la orientó siempre en el mismo sentido que Bartolomé de las Casas: los conquistadores estaban allí para mantener la paz en la zona, pero los indios son los únicos dueños de América, son personas con los mismos derechos y libertades que los conquistadores, y no hay ninguna razón para esclavizar y explotarles: de aquí se originó el primer derecho de gentes, algo que llevó a confrontaciones del poder de la época con la Escuela de Salamanca.

La propiedad privada

La Escuela de Salamanca fue una de las principales defensoras de la propiedad privada. Desde el siglo XIII, las órdenes mendicantes promulgaban las virtudes de la pobreza y el hermanamiento de la humanidad, rechazando la acumulación de riquezas y propiedades por parte, entre otros, de la Iglesia.
Dos de los principales defensores de la propiedad privada dentro de la escolástica de la Escuela de Salamanca fueron Diego de Covarrubias y Luis de Molina: el primero defendió también que los propietarios eran los únicos legitimados para recibir los beneficios generados por esas propiedades.
En la misma línea, Luis de Molina defendió la propiedad privada como el mejor método de productividad de los bienes, ya que, si las tierras eran bienes comunes, siempre estarían peor gestionadas, y sería un mecanismo para que los poderosos explotaran a los más débiles.

La Teoría Cuantitativa en la Escuela de Salamanca

Una de las mayores aportaciones de la Escuela fueron los estudios relacionados con el precio de los bienes: antes de la aparición de la Escuela, el precio se calculaba según el coste de elaboración del bien.
Con el descubrimiento de América, España recibió una gran cantidad de oro y plata, lo que produjo inflación y carestía de bienes, algo paradójico para la época, ya que vieron que, a más metales preciosos, más pobreza.
El dominico Martín de Azpilicueta fue quien analizó estos problemas, y unió, por primera vez en la historia, la cantidad de dinero en una economía con el precio de los bienes: los precios se fijan en función de la oferta y de demanda, y no sólo depende del coste del bien. Los metales preciosos, o el dinero en la actualidad, cuanto más abundantes sean, más hacen subir el precio de los bienes, y de ahí que, cuanta mayor riqueza haya en un país, más riesgos de que se genere pobreza.
Las ideas teóricas de Azpilicueta, en el siglo XVI, sirvieron de base para que, en el siglo XX, Irving Fisher desarrollara la ecuación de la Teoría Cuantitativa del Dinero, y para que los economistas de la Escuela Austriaca, utilizando las ideas de Azpilicueta de que los bienes presentes se valoran más que los bienes futuros, fijaran su definición del tipo de interés.

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